Regulación
de la profesión
La hipoacusia
La hipoacusia: una deficiencia auditiva
con solución
La hipoacusia o sordera es una deficiencia auditiva provocada por circunstancias muy diversas. En ocasiones se debe a un mal funcionamiento del sistema auditivo, síntoma o consecuencia de enfermedades o infecciones. La causa también puede ser algún factor hereditario o la exposición prolongada a ruidos intensos.
La audición puede quedar dañada a cualquier edad, de forma progresiva e indolora. Aunque existe otro tipo de sordera provocada por el proceso de envejecimiento llamada «Presbiacusia» y que suele manifestarse entorno a los 60 años
Un 80% de los casos pueden resolverse y mejorar su calidad de vida mediante la aplicación de un audífono. El gran inconveniente es que más de un 70% de las personas afectadas se niegan a utilizarlo debido prejuicios sociales y estéticos.La audición puede quedar dañada a cualquier edad, de forma progresiva e indolora. Aunque existe otro tipo de sordera provocada por el proceso de envejecimiento llamada «Presbiacusia» y que suele manifestarse entorno a los 60 años
El audioprotesista
El Audioprotesista: un profesional de
la salud necesario
El Audioprotesista es el único profesional sanitario autorizado oficialmente para adaptar audífonos. Profesionalmente, podríamos equiparlo a un óptico.
La rehabilitación auditiva tiene que adaptarse a las necesidades de cada persona. Por ese motivo, el audioprotesista elabora un estudio completo del paciente y realiza las pruebas auditivas pertinentes para valorar cuáles son las necesidades específicas y el audífono más conveniente.
Posteriormente, realiza audiometrías que determinan cuáles son los umbrales de audición o el grado de pérdida auditiva, así como la calidad auditiva de que dispone la persona. Una vez finalizadas las pruebas, el audioprotesista evalúa los resultados y, con ayuda de ordenadores especiales, selecciona el formato de audífono más conveniente.
El aparato tiene que adaptarse a la forma interna del oído, diferente en cada persona. Por eso, también es necesario hacer una impresión: consiste en introducir una pasta en el oído, que se solidifica posteriormente y que sirve para tomar el molde. Con éste, el audioprotesista elabora la prótesis que contendrá el audífono seleccionado. Finalmente, se ajusta el audífono a las necesidades del paciente mediante un analizador, se coloca en el oído y se realizan nuevamente pruebas audiométricas para comprobar su correcto funcionamiento. El especialista lleva a cabo controles periódicos para reajustar la prótesis, realizar un control técnico y de mantenimiento o renovar de forma eventual los moldes. También proporciona al paciente consejos de utilización y entrenamiento para ayudar a la adaptación
Venta ambulante
La venta ambulante de audífonos:
una actividad ilegal con serios riesgos
audiológicos
La lucha contra la «Venta Ambulante de Audífonos» constituye uno de los objetivos prioritarios de la A.N.A. La venta de aparatos auditivos realizada por personas y en establecimientos no autorizados es una práctica ilegal, según el Real Decreto 2727/1998 del 18 de diciembre del Ministerio de Sanidad y Consumo.
Existen personas que, conscientes de la desinformación existente entorno a las prótesis auditivas, aprovechan para filtrar sus audífonos de forma ilegal en lugares no permanentes ni especializados: centros de la tercera edad, venta a domicilio, asociaciones de vecinos, …
La gravedad de este hecho reside en que se trata de comerciales que sólo realizan la venta de los aparatos sin ningún tipo de tratamiento audioprotésico (pruebas audiométricas, adaptación de las prótesis o ajuste del audífono).
Estos aparatos mal adaptados pueden desencadenar riesgos audiológicos aún mayores en los pacientes, inteligibilidad o dificultad en la adquisición del lenguaje en los niños.
Documentación Oficial
El audífono
Un audífono mejora la calidad de vida
En España, sólo un 6% de las personas que padecen pérdidas auditivas llevan audífonos. El motivo del bajo porcentaje de usuarios es que muchos desconocen una solución a su problema, no reconocen su deficiencia o se niegan a llevar prótesis por razones estéticas.
Sea cual sea el motivo, no poner solución puede desencadenar una serie de disfunciones psicológicas en la persona, al ver mermada su capacidad comunicativa. Situaciones de soledad, ansiedad, irritabilidad, evasión de actividades sociales, aislamiento o, incluso, depresión pueden ser algunas de las consecuencias.
La aplicación de una prótesis auditiva solventaría de forma eficaz estos problemas y mejoraría la calidad de vida las personas con sordera. Restablecer la capacidad auditiva conlleva volver a entablar relaciones sociales y familiares y salir del aislamiento. También mejora la comprensión de una conversación, especialmente en situaciones ruidosas como un viaje en autobús, una calle con tráfico o una reunión con mucho público.